martes, 18 de junio de 2013

Fragmento de Cruzando el umbral de Luis Valdez Pallete.
Poemas/ Lima/Arteidea/1999
 
OCHO                                                                                     
La belleza en este tiempo
no tiene rostro de pluma renacentista
ni tez de poema antiguo
 
La belleza en este tiempo
tiene el perfil de la ira
cultivada en las calles
rajadas de protesta
 
NUEVE
En la historia
de la nueva  historia
leeremos la vida renaciendo.
 
DIEZ
La poesía
es oxígeno de pueblos
oxígeno de tempestades vencedoras
que construyen  a  batallas
universos de paz.
 
ONCE
Ellos han aprendido
que si cruzan el umbral
serán dueños del pan
y de la ciencia.
 
Trayecto tercero
REMINISCENCIA

MADRE HAZME DE NUEVO LA VOZ

 
Cuando a mis ideales
abres la puerta de tu paciencia
siento madre que me cubres
con el mediodía eterno de tus ojos
 
No sé si he de crecer
hasta alcanzar
el valor de tu ternura
pero quiero recostarme
en tus canas
y pedirte un milagro
¡hazme de nuevo la voz!
constrúyela de tal manera
que pueda convertir en partículas
las armas que degüellan
las palabras
de quienes no aceptan
terminarse de hambre
y exigen altivos su trigo
 
Hazme de nuevo la voz
para que mi grito
no conozca pausas
hasta que la libertad
le dé descanso
 
Hoy quedé sin voz
madre
porque los especialistas
en asesinar virtudes
silenciando protestas
la descuartizaron letra por letra
cuando flameaba herida
 
Yo sé madre
que harás de nuevo
mi voz
 
Yo sé madre
que tú no permitirás
que quede mudo
existiendo tantos mercaderes
que trafican con el hambre
existiendo tanta urgencia
de edificar el nuevo canto
 
Yo sé madre
que harás de nuevo
mi voz
 
PAPÁ
 
Papá
de los días que caminas
trazándome la senda
de las huellas
que dejaré a la hora
en que la primavera convierta
la sofocante sed del mundo
en manantial
 
Papá
del tiempo en que meciste
mi infancia
dándome la bendición
de tus ojos verdaderos
 
Papá
de la fuerza que sostiene
la calma transparente
de la madre que me sufre
 
Papá
de la cosecha
de nuevos brazos
que surcan con sus mañanas
las penumbras
 
Papá
de las canas que ennegrecen
de juventud y claveles
cada sol en que me entregas
el deber de vivir contra el invierno
 
Papá
de los astros que hacen fértiles
los anchos campos
donde alguien cosechó lamentos
 
Papá
de los lagos y los ríos
con los que siembro de verde
la luna
cuando se pone triste
de tanto observar la tierra
 
Papá
te amé desde el follaje
donde nervioso esperaba el resplandor
que me haría conocerte
y te amaré
hasta que tu voz y la mía
se confundan en la vida
que no tiene muerte

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