RINOCERONTE
De:
Rogelio Hidalgo
Lo
vi venir como un rinoceronte enfurecido y antes que yo tratara de aplacar su
furia me tumbó de un puñetazo. Caí y
solo recuerdo vagamente que me cubrí la cara de las patadas que el iracundo
esposo me propinaba.
Fue
en el parque El Olivar de San Isidro y la gente que también había acudido a la
función teatral para niños, solamente atinaron a gritar y alejar al agresor
mientras la sangre no dejaba de salir de mi nariz.
Mientras
los golpes pegaban como a saco de boxeador, llamaron a la policía y vino en
ayuda no de mí, sino del victimario, quien se identificó como policía y en el
alboroto me denunciaba como el amante de su esposa.
Me
subieron al patrullero y en 2 minutos estaba ante el Mayor de la comisaría,
quien recibía la denuncia del esposo de Fidela, al oído.
Cuando
le iba a decir que había sido agredido brutalmente por ese policía de franco, me dijo:
-Cállese.
Usted tiene mucho que perder.
-Por qué? Yo me
dirigía al teatro de El Olivar, cuando este señor se bajó de su viejo carro y me agredió.
- Espere y no haga escándalo. Le
van a tomar su manifestación. ¿Y no tiene otra ropa?
- Ups, mi camisa blanca y el saco
estaban manchados con sangre.
Miré
alrededor para buscar al esposo supuestamente engañado, pero se había esfumado.
Después
de horas de exigir que asienten mi denuncia, se acercó un policía con
amabilidad y me dijo.
Venga,
acompáñeme y tome asiento. Cuénteme lo que pasó.
!Cálmese
y hable! fue su orden.
- yo venía al teatro para ver una
obra para niños, y al estar a 15 metros de la puerta y al pretender saludar a
la señora Fidela, quien estaba con su hijo, escuche el grito de
"Oyemierda" por qué conoces a mi hijo!"
Al
voltear simplemente vi una masa muscular que venía a mí.
-Empecemos del principio. usted conoce a
Fidelia, ¿la esposa del policía?
- Sí, trabajamos juntos en una
entidad pública. Y desde que la conozco -hace un año-, siempre supe que estaban
separados como pareja desde hace 4 años.
Sé que el acorazado ese, tiene pareja y Fidela vive en la casa de sus
padres con su hijo de 9 años.
-
¿Es usted amante de la señora?
- Disculpe, pero no voy a
contestar esa pregunta porque está fuera de lugar. Yo he venido a denunciar una
golpiza de la que he sido objeto y creo que no se está procediendo bien.
Mire,
don Justino Hidalgo, él es el esposo, en el papel.
-
Y, ¿acaso yo he estado haciendo el amor con la señora Fidela en medio del
parque a las 11 de la mañana? Además, a quien saludaba yo -o pretendía saludar-
es al hijo.
- Cuantos años tiene usted?
Preguntó el policía.
- 22 años.
- Uhmm y la señora 30 o 28
- Creo que 32 años. Pero que
tiene que ver eso. A mí me han pegado y quiero denunciar al energúmeno.
- Bien, me dijo risueño el
policía. Le propongo dejar esto así no más y tomar los golpes como pago por las
veces que ha disfrutado de la señora. Usted no ha quedado desfigurado lo que
demuestra que el "rinoceronte" medía sus golpes. Así que, fue nada
más que puñetes de cine.
- NO! (estaba iracundo) Ofenderme así como así y todavía
recibir por hecho lo que se supone. No, no lo acepto, quiero hablar con el
Mayor a cargo de esta dependencia.
Al
rato, se me acercó un capitán muy amable y me dijo, hurgándome,
-No. no hay huella de golpes.
Pasé y me atendió en su oficina. Yo quería gritar el abuso pero me dijo.
- Mire jovencito! Te me calmas y
agradece que el policía denunciante no quiere perjudicarte. Estás libre y
puedes irte.
- Pero....
- Todavía te tiras a su mujer y
protestas. Ya no seas pendejo y piérdete.
- Puta madre, salí de la
comisaría de la cuadra 32 de la Av. Petit Tohuars y.…carajo, -estaba como
payaso de circo de barriada- y fui a buscar mi carro que lo había dejado a dos
cuadras del Olivar.
Al
día siguiente, domingo, me fui a encontrar con Fifela y después de los relatos de rigor por lo
acontecido, rompimos la noche con tanto movimiento excitado y desesperado,
hasta el amanecer.